Balance de la mitad de vida

uno


 El primer recuerdo que tengo de mi conexión con el arte es en la escuela, durante una clase de arte en el jardín de infantes. Tenía 5 años y recibí aliento de algunas personas que vieron algo en mis dibujos.

La calle, el barrio donde vivía tenía varios graffitis. Puedo asumir que me gustan las formas coloreadas porque puedo analizar y ver. Esas pinturas eran, casi siempre, tipografía: la música que se escuchaba. Y una letra en particular que me atrajo fue la "A" encerrada en un círculo. A los 11 años ya había investigado lo que representaba y de alguna manera me sentí identificada con ese significado, que cuando compré mis primeros aerosoles (sprays) comencé a pintar esa A como parte de mi nombre, de mi identidad.

Recuerdo hacer este equilibrio de mediana edad, mucho punk, mucho skate y mucho color, por supuesto. Hace unos años había terminado la dictadura militar en Argentina y supongo que en aquel momento había cierta búsqueda de sentimientos y aires para respirar sin opresión.

En mi casa había dibujos surrealistas que había hecho mi papá, siempre me gustaron, describían en gran medida el mundo de los sueños.

El cristianismo en mi vida en un capítulo aparte, porque hasta hace unos años tenía cierta fe en esa religión, pero a partir de uno de mis encuentros conmigo mismo en Lisboa, dejé flotar mi Biblia en el Tajo para no volver a leerla nunca más, ya convencido de mi auténtico encuentro con Dios.

Creo que en mi hogar desde la niñez y la adolescencia hubo una gran búsqueda espiritual. Los libros, los sueños, la religión, las drogas eran temas recurrentes en cenas, almuerzos y reuniones de amigos. 

Considero que mi mamá y mi abuelo fueron/son los grandes referentes-pilares, el gran portal al camino que he seguido hasta hoy, a los 42 años. Porque gracias a mi mamá fui al colegio  que fui y conocí muchos amigos y personas de diferentes lugares, con diferentes contrastes, durante mi infancia.

Sin duda, mi familia amplió mi espectro visual del mundo.

 Remedios de escalada, el barrio, es fundamental en mi vida: había un terreno baldío en ruinas donde jugábamos al fútbol, ​​pero también podía pintar las paredes. Ramones, Sex Pistols, fueron las bandas que más escuché entre los 11 y 14 años. Hoy todavía los escucho, pero no con la continuidad de aquella época en la que la rebelión también se canalizaba de esa manera. Creo que el skate como deporte rebelde también es responsable de mi relación con el arte, siempre me ha fascinado.

Por una razón u otra siempre me gustó leer. No soy un gran lector que lee los clásicos, todavía me pierdo mucho, pero suelo profundizar más en los libros que leo. El inframundo de la lectura es muy especial para mí porque de alguna manera puedo navegar en el laberinto de la mente , ese espacio de muchos cajones que almacenan infinita información.

Fue así como encontré entre los libros, la calle, la escuela, la diversidad de personas que conocí, la experiencia con los aerosoles y el skate, un canal para construir el futuro de lo que quería desarrollar en mi propia vida.

Durante toda la secundaria me dediqué al skate y a estudiar. En esa etapa no tenía maestros ni profesores que potenciaran mi desarrollo artístico. No los encontré y tal vez los busqué. En esa etapa no conocía ningún artista profesional que me marcara un camino en mi futura profesión. Sí, tuve buenos profesores en el colegio que me enseñaron grandes libros que disfruté leyendo y me marcaron como persona: Neruda, Cervantes, Cortázar y Girondo siguen hoy entre mis favoritos. Luego encontré a Khalil Gibrán, Jung y Fernando Pessoa.

Un gran impacto para mí fue el encuentro con la poesía escrita, hecho que se realza cada vez que vuelvo a Lisboa...

dos

Cuando llegué a 3º de secundaria comencé a pensar en mi futuro profesional. Dado mi potencial para crear y diseñar, pensé en estudiar Diseño Gráfico, ya que a finales del siglo XX esa carrera se postulaba como el futuro.

La matrícula de Diseño Gráfico en la UBA se había cerrado a principios del año 2000, por lo que no pude registrarme. Al año siguiente volví y me apunté, pero ya había otra actividad que ocupaba el 100% de mi tiempo.

 En marzo de 2000 encontré  a una amiga  que me sugirió visitar la Escuela de Arte de Lomas de Zamora (hoy Instituto de Artes Visuales de Lomas de Zamora). Noté un entusiasmo en sus ojos cuando me habló de este lugar, que finalmente me llevó a conocerlo. 

El primer impacto fue la amabilidad y calidez de la gente que allí trabajaba. El segundo fue el perfume a trementina y tinta de grabado que salía de las aulas.

Y ahí comencé a estudiar. Era un lugar fantástico, mis profesores eran personas comprometidas con el arte y la enseñanza. Vivieron (y viven) el arte como un estilo de vida inevitable, de manera auténtica, continua y apasionada por la creación. Fue así que a los 18 años me encontré haciendo, investigando y estudiando arte. La escuela empezó a ser el lugar donde me refugiaba del mundo explotado que vivíamos fuera y que finalmente acabó explotando en el año 2001.

tres

pensar en la escuela de arte de Lomas me trae recuerdos que no me resultan lejanos a pesar de que ya pasaron 24 años. Durante el curso de pre-ingreso hicimos varios ejercicios de dibujo, a modo de introducción.

La diferencia entre mis profesores de la escuela de arte y mis profesores de secundaria era abismal. En esta nueva etapa que comenzó junto al arte y de manera definitiva, me sentí "estar en casa". Sentí euforia, curiosidad y ganas de hacer, de investigar y de no dejar de crear nunca. Eso lo generó la carrera que yo había elegido (o ella me eligió).

El contacto con mis compañeros/as y Profesores/as y con la materia, las tintas, los pinceles , todo un mundo que siempre estuvo ahí y que ahora podía transitar.

de los muchos recuerdos puedo citar uno puntual que definió mi andar: el contacto con las gubias sobre la madera.

Todavía tengo la mesa dónde hice un grabado por primera vez. Es como si ese primer encuentro hubiese sido ayer, el recuerdo está intacto. Empecé a las 10 de la noche y estuve tallando (cedro) hasta las 3 de la mañana. Era el inicio de una relación definitiva y de subsistencia. 

continúa 25 de febrero de 2024





 




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